jueves, 21 de agosto de 2008

TIEMPO DE ACTUAR

INTERVALO TRES. Tiempo de actuar

La razón conoce su esencia, su verdadero motivo, su genuino origen. Esta razón que no se revela en palabras, esta Verdad, no tiene traducción al lenguaje humano, no se puede expresar con símbolos. Es por eso que no tiene significado para la mente. Una vez que se descubre en el ser nunca deja de sentirse su presencia. Esta Verdad universal es el propósito de nuestra existencia, nuestra misión. Podemos intentar dar direcciones por medio de doctrinas, reglas, creencias de todos colores y formas, pero no será suficiente para alcanzarla, para conocerla. Habrá veces que parecerá escondida, olvidada, esta es la naturaleza humana, el extravió. Pero estará ahí, como siempre ha estado, esperando que se redescubra y que aflore en la conciencia.

Actuar…, no les puedo decir como actuar, lo que sí puedo aconsejarles es que miren a los demás seres vivientes con detenimiento. En cada uno de ellos se verán a sí mismos. Somos la vida sobre este planeta y eso nos da un vínculo común, nos une como organismos únicos de la evolución. Esta cadena que nos une no solo a nuestros parientes sino a todos los seres.

Estamos conectados por el aire, el agua, los nutrientes. El balance ecológico es fundamental para el sostén de la vida de cada uno y del planeta. Este balance que está en juego con el ser humano alterando su ecosistema. Las nuevas generaciones están desprovistas de conocimientos que los acerquen a la tierra, al cultivo y al disfrute de lo natural. Cada día les estamos heredando más devastación.

Cuando vamos a comprar alimentos no meditamos acerca del origen de ellos, del proceso de cultivo, de la crianza y el sacrificio de los animales para consumir su carne. Pensamos que esto es algo secundario cuando en realidad es lo fundamental. Meditar sobre estas cosas hace valorar más a conciencia lo que la naturaleza nos da. Es por esta razón que se acostumbra a dar las gracias al alimentarnos en la mesa, costumbre que también se está perdiendo. Debemos estar preparados para matar a un animal para comérnoslo. Debemos saber cómo sembrar, cultivar, cosechar. Vienen tiempos difíciles, tiempos de duras pruebas para la humanidad y estos conocimientos serán vitales para la sobre vivencia.
Si cada ser humano sembrara un árbol hoy, en veinte años la deforestación seria un problema del pasado, habría vegetación que filtrara nuestro aire. El calentamiento global del que tanto se habla actualmente es un asunto que tenemos que atender urgentemente. No hay tiempo para sentirnos excluidos de este problema porque veamos áreas verdes aún a nuestro alrededor. La fragilidad de nuestro medio ambiente es muy vulnerable y está sujeto a cambios radicales. Hoy día vemos desiertos donde hace unos años habían bosques y sequía donde había lagos. Se deshielan los montes de nieve milenaria, se derriten los polos, se trasladan los ejes de la tierra a una razón vertiginosa en relación a años pasados. Nuestra situación es crítica y parece no importarnos, continuamos nuestra apresurada marcha hacia la inconciencia.

Meditemos en silencio acerca de nuestras relaciones humanas, la forma en que somos con los demás, con nosotros mismos y con nuestro entorno. Parecemos niños malcriados, orgullosos, pedantes y soberbios, cuando solamente la humildad puede ayudarnos a actuar como seres genuinos, de verdadero poder. Poder para cambiar la pesadilla en el sueño divino de un Creador sabio y poderoso.

Para lograr resultados correctos hay que obrar correctamente. Cuando nos damos cuenta que lo que hacemos nos conduce al caos y la desolación, debemos recapacitar y obrar de forma inteligente pues para eso se nos dio la capacidad de discernir. No es racional que nos tiremos al vacío sin paracaídas porque no tenemos alas como las aves. Lo que sí tenemos es discernimiento y en él hay un sentido común, el que nos dice qué hacer en situaciones específicas. Un sentido que hemos olvidado usar, todos lo tenemos, por eso le llaman sentido común. El sentido común va más allá de las palabras, de la enseñanza aprendida, es innato. Dejémosle decidir nuestros actos, distingámoslo del capricho, de la codicia, del propio bienestar en beneficio del bienestar común.

Muchas veces lo tendremos que anteponer al pensamiento. Es un impulso casi imperceptible. Se dice que casi siempre lo primero que se piensa es lo correcto, porque siempre está dispuesto a mostrarnos el verdadero camino.

Espero que aprendan algo de estas palabras. Es mi más profundo deseo contribuir en algo al despertar de otras mentes que me ayuden a realizar una cadena de entendimiento de unión verdadera. Que disfruten de la parte final de este trabajo poético y al final seguiremos hablando para despedirnos.

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